sábado, 30 de mayo de 2009

dublineses

Dublineses es el único libro de cuentos de Joyce, empezado en 1904 en Dublín, y terminado en Trieste en 1914. El libro comprendía en principio doce cuentos, a los que posteriormente se añadieron otros tres. Los cuentos, escritos en un estilo fuertemente realista, tratan de reflejar el anquilosamiento y el inmovilismo a que había llegado la sociedad de Dublín a principios del siglo XX. Son «historias de parálisis», reflejos de la experiencia negativa recibida por el escritor en su juventud de la ciudad que le vio nacer, por lo que, como toda su obra, exhiben un fuerte contenido autobiográfico. Algunos cuentos se refieren a la infancia, y otros a la edad adulta, pero en todos ellos se aprecia el afán casi obsesivo de su autor por ser fiel a la verdad que había visto y oído, verdad que él jamás altera o deforma. Esta obsesión por ser fiel a los detalles más nimios será una de las causas que dificultará su publicación. El manuscrito ya obraba en poder de un editor a principios de 1906, sin embargo, como se ha visto, no fue publicado hasta 1914, aunque no sin el apoyo incondicional de los escritores Ezra Pound y W. B. Yeats. Las objeciones que se hacían al escritor eran principalmente de índole moral y en último término las llevaban a cabo los propios linotipistas, los cuales se negaban a imprimir nada que pudiera comprometerlos. El crítico Fernando Galván, en este sentido, recuerda que «aunque hoy nos parezca absurdo, las leyes de la época hacían responsable al linotipista de todo lo que se imprimiera, por lo que estos operarios ejercían de hecho una censura sobre expresiones y contenidos que estimaran ofensivos y susceptibles, por consiguiente, de ser perseguidos por la justicia».


Puente de James Joyce, en Dublín, ciudad que inspiró toda la narrativa del autor.Al publicarse el libro, la recepción no fue entusiasta. Aunque algunos críticos lo elogiaron, en general se censuró al autor el haber puesto tanto énfasis en aspectos triviales y desagradables de la vida cotidiana. Se le comparó negativamente con el también irlandés George Moore y se achacó a los relatos carecer de argumento y un estilo plano y monótono. Ezra Pound, sin embargo, en la revista The Egoist, comparaba el estilo de Joyce con el de la mejor prosa francesa, alabando, además, su «condensación estilística».
El libro no ha recibido mucha atención en español, pese a las diversas traducciones del mismo, la más conocida quizá, la de Guillermo Cabrera Infante. Ya bastante tarde, Mario Vargas Llosa (1987) resaltó el naturalismo algo arcaico de la colección, aunque para él no se trata en modo alguno de una obra menor. La obsesión con la fidelidad, sigue el escritor peruano, es de filiación flaubertiana. Destaca como su gran mérito la «objetividad» del libro, pero alejada de Zola. Esta objetividad era resultado, por un lado, del absoluto dominio de la técnica narrativa por parte del autor, y, por otro, de una finísima percepción estética que lo alejaba de toda pulsión moralizante o sensiblera. De este modo, según Vargas Llosa, Joyce lograba la proeza de dignificar estéticamente la mediocridad de la clase media dublinesa.

La crítico Jeri Johnson, por su parte, destaca en la obra una gran influencia del dramaturgo Henrik Ibsen, así como la «madura inteligencia estética» del escritor de veinticinco años autor del prodigioso relato que cierra la colección, "Los muertos". Este cuento es definido por la Enciclopedia Británica como uno de los mejores que se han escrito.

trieste y zúrich (1904-1920)

Estatua del autor en Trieste
Pola y Trieste [editar]Joyce y Nora iniciaron su autoimpuesto exilio desplazándose primero a Zúrich, donde se suponía que le esperaba un puesto como profesor de inglés en la Berlitz Language School facilitado por un agente en Inglaterra. Resultó que el agente inglés había sido estafado, pero el director de la escuela lo reexpidió a Trieste, ciudad que fue parte del Imperio Austro-Húngaro hasta el 16 de julio de 1920, pasando a ser italiana por el tratado de San Germano. Sin embargo, tampoco allí había ningún puesto libre para Joyce. No obstante, con la ayuda de Almidano Artifoni, director de la escuela Berlitz de Trieste, finalmente consiguió unas clases en Pula, ciudad entonces también austro-húngara, y hoy parte de Croacia.

Desde octubre de 1904 hasta marzo de 1905, permaneció en Pula (Pola, en Istria) dando clases sobre todo a oficiales de la armada austro-húngara estacionados en la base militar de dicha ciudad. En marzo de 1905 se descubrió un complot de espionaje en la ciudad y todos los extranjeros fueron expulsados. Con la ayuda de Artifoni, los Joyce regresaron a Trieste y James empezó a enseñar inglés allí. Permanecería en la ciudad durante la mayor parte de los diez años siguientes. El idioma que se hablará en casa del escritor a partir de ese momento será el italiano. En esta lengua reprendería años después a su díscolo hijo Giorgio y se comunicaría siempre con su hija Lucia, mientras ésta se hundía en una demencia progresiva.

En ese mismo año, Nora dio a luz al primero de sus hijos, el citado Giorgio. James se puso entonces en contacto con su hermano, Stanislaus, tratando de atraerlo a Trieste para que se reuniera con él como profesor en la escuela. Las razones que adujo fueron reclamar su compañía y ofrecerle un futuro más prometedor que el que Stanislaus disfrutaba en Dublín, como simple empleado; lo cierto era que James necesitaba aumentar los ingresos en su familia con la contribución de su hermano. Las relaciones entre los hermanos fueron tirantes en el tiempo que vivieron juntos en Trieste, principalmente debido a la frivolidad de James con el dinero y la bebida.

La vida rutinaria en Trieste frustraba la pasión viajera del escritor, quien decidió trasladarse a Roma a finales de 1906. Marchó con la seguridad de contar con un puesto administrativo en un banco de la ciudad. Sin embargo, sintió enseguida gran aversión por ésta y terminó regresando a Trieste, a principios de 1907. Su hija Lucia nació en el verano de ese mismo año. También en 1907 apareció su primer libro, el volumen de poemas de amor Música de cámara (Chamber Music) y se le presentaron los primeros síntomas de iritis, una enfermedad de los ojos que con los años le dejaría casi ciego.

Continuó durante estos años escribiendo, principalmente relatos, e iniciándose en la línea experimental que sería característica de su obra posterior. También manifestó en esta época, por un lado, cierto rechazo por la búsqueda nacionalista de los orígenes de la identidad irlandesa, y por otro, su voluntad de preservar y fomentar la propia experiencia lingüística, que guiaría todo su trabajo literario: esto le condujo a reivindicar su lengua materna, el inglés, en detrimento de una lengua gaélica, que estimaba readoptada y promovida artificialmente.

Joyce regresó a Dublín en el verano de 1909, llevando con él a su hijo Giorgio. Su propósito era visitar a su padre y publicar su libro de cuentos Dublineses. Sin embargo, a primeros de agosto, sufrió uno de los mayores disgustos de su vida, cuando a través de un complot organizado por sus amigos Saint-John Gogarty y Vincent Cosgrave, le fue sugerido que su compañera, Nora, le había sido infiel en el pasado. Incluso era posible que Giorgio no fuese hijo suyo.[20] Sólo los tenaces desmentidos de otro amigo, John Francis Byrne, de su hermano Stanislaus, y las cartas desesperadas de Nora lograron hacerle comprender que todo había sido un infame montaje.

Una vez superada esa preocupación, visitó a la familia de Nora, en Galway. Ésta fue su primera visita a la familia de su mujer y, para su alivio, la acogida que se le dispensó fue muy satisfactoria. Incluso salió a pasear con Kathleen, la hermana de Nora, que le dio «lecciones sobre el mar», según ella misma contaría. Estaba preparándose para volver a Trieste cuando decidió llevar consigo a una de sus hermanas, Eva, para que ayudase a Nora en las labores domésticas. Regresó a dicha ciudad, pero sólo por un mes. Volvió a Dublín representando a unos propietarios para tratar de instalar en esta ciudad un cine, el "Volta". Su gestión fue exitosa, aunque rápidamente se desharía en su ausencia. Tampoco cuajó su intento de importar tweed irlandés a Italia; finalmente el escritor volvió a Trieste, en enero de 1910, acompañado por otra de sus hermanas, Eileen. Mientras que Eva enseguida sintió nostalgia de su ciudad natal, y regresaría años más tarde, Eileen pasó el resto de su vida en el continente europeo, donde se casaría con el cajero de banco checo Frantisek Schaurek.

1912 fue un año de penurias para los Joyce. Para ayudar a la economía doméstica, el escritor pronunció varias conferencias a primeros de año en la Università Popolare y siguió publicando artículos en los periódicos. En abril realizó unas pruebas para convertirse en profesor en Italia, a sueldo del Estado. Obtuvo 421 puntos sobre 450, resultando apto, pero la burocracia italiana finalmente lo impidió por su condición de extranjero.

Volvió fugazmente a Dublín con toda su familia, en el verano de 1912. Prosiguió la pugna sobre la publicación de Dublineses con el editor George Roberts. Mientras estaba en Irlanda, su hermano Stanislaus, que seguía en Trieste, le informó de que iban a desahuciarles. Finalmente Stanislaus buscó otro piso más pequeño, donde se trasladaron todos; allí viviría James con su mujer e hijos todo el tiempo que permaneció en Trieste. Las discusiones sobre Dublineses con su editor se centraban principalmente en el relato "An Encounter" ('Un encuentro'), en el que la trama insinúa que uno de los personajes es homosexual. Añadido a estos problemas, todo su entorno dublinés le negó su apoyo, pues le acusaba, entre otras cosas, de traicionar a su país a través de sus escritos. El libro finalmente no se publicó (no lo haría hasta dos años más tarde) y aquel fue el último viaje de Joyce a Dublín, pese a las muchas invitaciones por parte de su padre y de su viejo amigo, el poeta William Butler Yeats. Ese fracaso fue motivo de que escribiera una venenosa sátira contra Roberts: Gas from a Burner ("Gases de un quemador", véase fragmento en la sección Ensayo), en la que habla de un «escritor irlandés exiliado» (an Irish writer in foreign parts).


Italo Svevo, gran amigo de Joyce durante su estancia en en Italia.En esa época trató al escritor Ettore Schmitz (más tarde conocido como Italo Svevo, de origen judío), quien fue alumno suyo de inglés y con el cual mantendría una larga amistad. Entre 1911 y 1914 se enamoraría platónicamente de una de sus alumnas, Amalia Popper, hija de un negociante judío llamado Leopoldo. Esta joven le sugeriría multitud de escritos y poemas, a veces preñados de humor e ironía.

En 1913, el poeta Ezra Pound, al tanto de la precariedad de su economía, le escribe por recomendación de Yeats para ofrecerle colaborar en publicaciones como The Egoist y Poetry.

Al año siguiente, 1914, a punto de desatarse la Primera Guerra Mundial, consiguió por fin que un editor londinense al que conocía de tiempo atrás, Grant Richards, publicase Dublineses. La mayor parte de las críticas surgidas fueron buenas, aunque censuraban algunos cuentos por cínicos o sin sentido. Se vendieron pocos ejemplares, por lo que Joyce se quejó al editor, pero éste le contestó que desde que había empezado la guerra las ventas habían caído en picado. Entretanto, el escritor siguió trabajando en el Retrato, terminó Exiliados y empezó Ulises, novela que tenía en la cabeza ya desde 1907.


james joyce





teatro

Pese al gran interés que se le despertó al principio de su carrera por el teatro, Joyce publicó únicamente un drama: Exiliados (Exiles, en inglés), empezado poco después del estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, y publicado en 1918. Se trata de un estudio psicológico sobre un matrimonio de mediana edad. La obra parece referirse a un cuento publicado anteriormente: «Los muertos» (en Dublineses), pero igualmente apunta a Ulises, empezado más o menos en las mismas fechas.


Henrik Ibsen, primera gran influencia sobre Joyce.La crítica desarrollada por Joyce contra Irlanda se centraba principalmente en su atraso cultural, por lo que el autor trataba de acercarse a las corrientes renovadoras europeas que él cifraba en el dramaturgo noruego Henrik Ibsen, la influencia más notable en Exiles.

Al igual que en la mayor parte de su obra, en Exiliados destacan los contenidos autobiográficos, referidos en este caso a los problemas conyugales, con celos incluso de por medio, entre el escritor y su esposa, Nora. José María Valverde define la obra en este sentido como «un opaco dramón neoibseniano ventilando pleitos personales».

Cuando Ezra Pound tuvo acceso a la obra, en 1915, afirmó que era «apasionante» aunque «sin la intensidad del Retrato». Yeats, por su parte, la rechazó para su representación en el Abbey Theatre de Dublín, alegando que estaba demasiado «alejada del drama folklórico y actualmente no montamos bien ni el drama folklórico». El escritor austríaco Stefan Zweig alabó la obra y, en carta a su autor, expresó el deseo de conocerlo personalmente. Posteriormente, se cree que Zweig influyó para su representación en Múnich, en 1919, representación que resultó un fiasco.

Junto con Música de cámara, Exiliados se ha evidenciado como la obra menos exitosa de Joyce. El escritor Padraic Colum hace notar en una introducción a la obra: «La crítica siempre ha insistido en que Exiliados carece del encanto del Retrato del artista así como de la riqueza de Ulises. (...) Siempre se la ha descartado como un drama ibseniano, obra de un joven admirador del gran dramaturgo escandinavo.»

RICHARD (Todavía mirándola y hablando como una persona ausente.) Herí mi alma por ti. La herí con una duda profundísima que nunca podrá cicatrizar. Jamás podré saber. ¡Nunca! No quiero saber ni creer nada, no me importa. No es en la oscuridad de la fe como yo te quiero, sino en la viviente, incansable, hiriente duda. Para retenerte no quise utilizar lazos, ni siquiera los del amor. Luchaba sólo para quedar unido a ti en cuerpo y alma, en absoluta desnudez... Sin embargo, ahora me siento fatigado. Me cansan mis heridas.

en otros campos

Su impronta es también evidente en campos alejados de la literatura. La frase «Three Quarks for Muster Mark», de Finnegans Wake, es el origen del término físico quark, nombre de una de las partículas elementales más importantes, propuesta por el científico Murray Gell-Mann. El filósofo estadounidense Donald Davidson ha escrito sobre Finnegans Wake comparándola con las obras de Lewis Carroll. El psicoanalista Jacques Lacan utilizó los escritos de Joyce para explicar su concepto de sinthome. Según Lacan, la escritura de Joyce supone el último asidero que lo libró de la psicosis.

Se conmemora anualmente a Joyce el día 16 de junio —día en que transcurre Ulises, llamado Bloomsday—, en Dublín y cada vez en más lugares del mundo.

La James Joyce Society fue fundada en febrero de 1947, en el centro cultural Gotham Book Mart, de Manhattan. Su primer miembro fue T. S. Eliot. El biógrafo de Joyce, John Slocum, fue el primer presidente de la sociedad, y Frances Steloff, fundadora y propietaria del centro Gotham, fue su primer tesorero.

Cada año se celebra en Dedham, Massachusetts, la «James Joyce Ramble», un paseo pedestre en el que cada milla está dedicada a una obra de este autor.[168] Actores profesionales leen y dan vida en su transcurso a distintos pasajes literarios de Joyce.

Gran parte del legado de Joyce se conserva en el Harry Ransom Center, en la Universidad de Texas, que alberga miles de manuscritos, correspondencia epistolar, proyectos, pruebas, notas, fragmentos de novela, poemas, letras de canciones, partituras musicales, limericks (poemillas humorísticos de cinco versos) y traducciones de Joyce.

No todo son facilidades, sin embargo, para los estudiosos de la obra y la biografía de Joyce. Stephen Joyce, nieto y único beneficiario de la herencia, ha afirmado que ha destruido parte de la correspondencia del escritor;[169] amenazó asimismo con demandas si se efectuaban determinadas lecturas públicas durante el Bloomsday,[170] y bloqueó adaptaciones de obras que consideró «inapropiadas».[171] El 12 de junio de 2006, Carol Shloss, profesora de la Universidad de Stanford, demandó a su vez a la testamentaría por negarle el permiso de colgar material sobre Joyce y su hija Lucia en la página web de la profesora.

Syd Barrett, miembro y primer líder de la banda de rock Pink Floyd, versioneó el poema Golden Hair de Joyce en su primer disco en solitario, The Madcap Laughs

La biblioteca central del University College de Dublín lleva hoy el nombre de Joyce.

El escritor argentino Jorge Luis Borges dedicó varios poemas a Joyce.

Qué importa nuestra cobardía si hay en la tierra
un solo hombre valiente,
qué importa la tristeza si hubo en el tiempo
alguien que se dijo feliz,
qué importa mi perdida generación,
ese vago espejo,
si tus libros la justifican.

fotos de james joyce





en la literatura

La crítica internacional coincide en valorar la figura de James Joyce como una de las más importantes e influyentes en la cultura literaria del siglo XX, al lado de las de Franz Kafka, Marcel Proust, Jorge Luis Borges o William Faulkner.

El crítico estadounidense Harold Bloom desarrolla un amplio y profundo análisis comparativo de Joyce con Shakespeare, destacando el coraje del primero «al basar Ulises simultáneamente en la Odisea y Hamlet», pues, como señala Ellmann, los dos paradigmas de Ulises y el príncipe de Dinamarca prácticamente no tienen nada en común. Según este crítico, Leopold Bloom es tanto Ulises como el fantasma del padre de Hamlet, mientras que Stephen es Telémaco y el joven Hamlet, y Leopold Bloom y Stephen juntos forman a Shakespeare y a Joyce.[142] Bloom compara asimismo a Joyce con Flaubert, y habla de la condición judía del protagonista de Ulises: «Joyce admiraba a Flaubert, pero la conciencia de Poldy [Leopold Bloom] no se parece a la de Emma Bovary. Es una psique curiosamente anciana para un hombre apenas de mediana edad, y todos los demás personajes del libro parecen mucho más jóvenes que el señor Bloom. Es de presumir que tiene que ver con el enigma de su judaísmo. (...) Dublín lo considera incómodamente judío, aunque su aislamiento es autoimpuesto (...) él está perpetuamente dentro de sí mismo, algo sorprendente en un hombre tan afable.»[143] Bloom defiende a ultranza Finnegans Wake, que compara a la obra maestra de Proust: «Puesto que Finnegans Wake, más que Ulises, es el único rival auténtico de En busca del tiempo perdido que ha producido nuestro siglo, también tiene su lugar en este libro.» Esta novela, para Bloom, como se ha visto, es «la obra maestra» de Joyce.[144]

Bloom compara asimismo a Joyce con su compatriota, Samuel Beckett: «Beckett compartía la aversión de Joyce por el cristianismo en Irlanda. Los dos escogieron París y el ateísmo.»[145]
La obra de Joyce representa uno de los casos más evidentes del impacto que un autor extranjero puede ejercer en la literatura en castellano.[153] En España se observa muy directamente en autores como Gonzalo Torrente Ballester,[154] Juan Goytisolo,[155] Luis Martín Santos,[156] José María Guelbenzu,[157] o Julián Ríos,[158] así como en los hispanoamericanos Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa,[159] Fernando del Paso[160] y muy notablemente, en su traductor Guillermo Cabrera Infante,[161] entre otros muchos

obras:cronologia

Stephen el héroe (Stephen Hero), 1904–1906.
Música de cámara (Chamber Music), 1907.
Dublineses (Dubliners), 1914.
Retrato del artista adolescente (Portrait of the Artist as a Young Man), 1916.
Exiliados (Exiles), 1918.
Ulises (Ulysses), 1922.
Poemas manzanas o Poemas a penique (Pomes Penyeach), 1927.
Finnegans Wake, 1939.

jueves, 28 de mayo de 2009

primeros años

En 1882, James Joyce nace en Brighton Square, en Rathgar, un suburbio de clase media de Dublín, en el seno de una familia católica; sus padres se llamaban John y May. James fue el mayor de los diez hermanos supervivientes, seis mujeres y cuatro varones. Uno de los hermanos fallecidos habría sido mayor que él, puesto que nació y murió en 1881.[4] La familia de su padre, originaria de Fermoy, fue concesionaria de una explotación de sal y piedra caliza en Carrigeeny, cerca de Cork. Vendieron la explotación por quinientas libras, en 1842, aunque siguieron manteniendo una empresa como «fabricantes y vendedores de sal y caliza». Esta empresa quebró en 1852.

Tanto su padre como su abuelo contrajeron matrimonio con mujeres de familias adineradas. En 1887 el padre de James, John Stanislaus Joyce, fue nombrado recaudador de impuestos de varios distritos por la Oficina de Recaudación del Ayuntamiento de Dublín. Esto permitió a la familia trasladarse a Bray, un pequeño pueblo de cierta categoría residencial, a diecinueve kilómetros de Dublín. Un día en que estaba jugando con su hermano Stanislaus junto a un río, James fue atacado por un perro, lo que le acarrearía una fobia de por vida hacia estos animales; también le causaban pavor las tormentas, debido a su profunda fe religiosa, que hacía que las considerase como un signo de la ira de Dios. Un amigo le preguntó en cierta ocasión por qué estaba asustado, y James replicó: «A ti no te educaron en la Irlanda católica.» De estas pertinaces fobias quedaron cumplidas muestras en obras como Retrato del artista adolescente, Ulises y Finnegans Wake.

En 1891, con nueve años, Joyce escribe el poema titulado "Et tu, Healy", que trata de la muerte del político irlandés Charles Stewart Parnell. El padre quedó tan encantado que hizo imprimirlo, e incluso envió una copia a la Biblioteca Vaticana. En noviembre de ese mismo año, John Joyce ve su nombre registrado en la Stubbs Gazette, un boletín de impagos y quiebras, y es apartado de su trabajo. Dos años más tarde es despedido, coincidiendo con una severa reorganización de la Oficina de Recaudación, que comprendía una importante reducción de personal. John Joyce, con antecedentes de gestión poco cuidadosa, sufrió especialmente la crisis, e incluso estuvo a punto de ser despedido sin una indemnización, algo que consiguió evitar su esposa. Este fue el inicio de la crisis económica de la familia, debida a la incapacidad del padre para gestionar sus finanzas, y también a su alcoholismo.

educación

El futuro escritor se educacion en el selecto Clongowes Wood College, un internado de jesuitas, cerca de Sallins, en County Kildare. Su ingreso se produjo en 1888, y enseguida se distinguió como alumno muy aventajado, pero tuvo que abandonar la institución cuatro años más tarde debido a los problemas financieros de su padre. Se matriculó entonces en el colegio de la congregación de los Christian Brothers, ubicada en North Richmond Street, Dublín. Más tarde, en 1893, se le ofreció una plaza en el Belvedere College de la misma ciudad, regentado igualmente por jesuitas. La oferta se hizo, al menos en parte, con la esperanza de que el brillante estudiante ingresara en la orden. El joven, sin embargo, rechazó el catolicismo ya a partir de los dieciséis años, aunque recibiera de él indelebles influencias, reconocidas por él mismo, como la de la filosofía de Tomás de Aquino.[8] Según el traductor de Ulises, José María Valverde, Joyce declaró siempre deber a sus educadores jesuitas el entrenamiento en reunir un material, ordenarlo y presentarlo. Apostilla Valverde: «No sería arbitrario decir que la obra joyceana es la gran contribución —involuntaria, y aun como un tiro salido por la culata— de la Compañía de Jesús a la literatura universal.»


El Trinity College en la actualidad.En 1898, James se matriculó en el recientemente inaugurado University College de Dublín para estudiar lenguas: inglés, francés e italiano. Empezó a integrarse además en los círculos teatrales y literarios de la ciudad. Allí surge su interés por la gramática comparada, a la vez que continúa dedicándose a la lectura, tomando parte muy activa en las actividades literarias de la universidad. En 1900, como colaborador de la revista Forthnighly Review, publica su primer ensayo sobre la obra del noruego Henrik Ibsen: "New Drama". El joven crítico recibió una carta de agradecimiento por parte del propio Ibsen. En este periodo, escribió algunos artículos más, además de dos obras teatrales, hoy perdidas. Muchas de las amistades que hizo en la universidad aparecerían retratadas posteriormente en sus obras. Fue miembro activo de la Literary and Historical Society, de Dublín. Presentó su trabajo titulado "Drama and Life" a dicha sociedad también en 1900. En octubre de 1902 conoció a W. B. Yeats, encuentro que sería trascendental para Joyce.

En 1903, tras su graduación, se instaló en París con el propósito de estudiar Medicina, pero la ruina de su familia (que se vio obligada a vender todos sus enseres e instalarse en una pensión) le hizo desistir de sus propósitos y buscar trabajo como periodista y profesor. Su situación financiera era tan precaria entonces como la de su familia, hasta el punto de que pasó verdadera hambre, lo que hacía llorar a su madre cada vez que llegaba una carta de París. James regresó a Dublín meses después para asistir a su madre, enferma terminal de cáncer. La madre de Joyce, May (Mary Jane), pasó sus últimas horas en coma, con toda la familia arrodillada y sollozando a su alrededor. Al ver que ni Stanislaus ni James estaban arrodillados, el abuelo materno les conminó a hacerlo, pero los dos rehusaron.La muerte de su madre sumió a James en un desasosiego que le llevó a la búsqueda de amistades en los bajos fondos dublineses. Fueron días difíciles en los que probó algún oficio y trató de subsistir en parte gracias a los préstamos de los amigos, e incluso cantando, puesto que era un consumado tenor, llegando a lograr un premio en el festival irlandés de Feis Ceoil en 1904.

paris y ulises

A mediados de 1920, fue atraído a París por Ezra Pound, que le tentó con la posibilidad de que se tradujesen al francés el Retrato y Dublineses. Joyce iba para una semana, pero al final se quedó veinte años.

1921 fue un año de intenso trabajo para rematar Ulises. Durante el mismo, mantuvo una estrecha relación con el escritor norteamericano Robert McAlmon, quien le prestó dinero y le sirvió accidentalmente de mecanógrafo para el último capítulo de Ulises: «Penélope». En ese año tuvo también mucho contacto con Valéry Larbaud y con Wyndham Lewis, y conoció a Ernest Hemingway, que llegó a París recomendado por Sherwood Anderson.

Joyce tuvo su único encuentro con Marcel Proust en mayo de 1922, ya publicado Ulises. Al salir de una cena en París, a la que también estaban invitados Picasso y Stravinsky, ambos escritores tomaron el mismo taxi de regreso, junto a otras personas. Según el biógrafo de Proust, George D. Painter, se habló "de trufas y duquesas", y Joyce, que iba algo bebido, se quejaba de su vista, mientras Proust lo hacía del estómago. Alguien preguntó a Proust si conocía la obra de Joyce, y el francés aseguró no conocerla, a lo que repuso Joyce que tampoco conocía la de Proust. Joyce quiso fumar y abrió una ventanilla del taxi, que fue cerrada de inmediato, en atención a la mala salud de Proust. El vehículo dejó a cada cual en su casa, y eso fue todo. Joyce aludió a Proust y a su obra en Finnegans Wake.[41] Según el biógrafo de Joyce, Richard Ellmann, el episodio sucedió más o menos de esa forma; aclara que Joyce no recordaba del mismo más que las continuas negativas (noes) de una y otra parte. Joyce, en un cuaderno de notas, escribiría sobre Proust: «Proust, bodegón analítico. El lector termina la frase antes que él.» El gran escritor francés murió el 18 de noviembre de 1922, y Joyce acudió al funeral.

La publicación de Ulises (Ulysses, en inglés), considerada su obra maestra, representó su consagración literaria definitiva. La obra fue publicada por la estadounidense afincada en París Sylvia Beach, propietaria de la famosa librería Shakespeare & co. Se trata de una novela experimental, cada uno de cuyos episodios o aventuras pretendía no sólo condicionar, sino también «generar» su propia técnica literaria. Junto al «flujo de conciencia» o monólogo interior (técnica que había usado ya en su novela anterior) se encuentran capítulos escritos al modo periodístico, teatral, de ensayo científico, etc.


Primera edición de Ulysses.Ulises es una novela llena de simbología, en la que el autor experimenta además continuamente con el lenguaje. Sus ataques a las instituciones, principalmente la Iglesia católica y el Estado, son continuos, y muchos de sus pasajes fueron juzgados intolerablemente obscenos por sus contemporáneos. Inversión irónica de la Odisea de Homero, la novela explora con meticulosidad las veinticuatro horas del 16 de junio de 1904, en la vida de tres dublineses de la clase media baja: el judío Leopold Bloom, que vaga por las calles de Dublín para evitar volver a casa, en la que sabe que su mujer, Molly (segundo personaje), le está siendo infiel; y el joven poeta, Stephen Dedalus, que presenta un perfil ya más maduro que el del protagonista de su obra anterior, Retrato del artista adolescente. El Ulises es a grandes rasgos un retrato psicológico de nuestro tiempo, y desde su publicación, numerosos críticos han tratado de rastrear en él las conexiones con la literatura inmediatamente anterior (Zola, Mallarmé), y con la clásica (Homero, Shakespeare), en un intento de interpretar sus múltiples facetas.

En este tiempo, Joyce viajó con frecuencia a Suiza para operarse los ojos y también para tratar a su hija Lucia, quien padecía una enfermedad mental, la esquizofrenia, según aparece registrado en el testamento del escritor a efectos de herencia. Lucia llegó a ser analizada en esa época por Carl Jung; éste, después de leer Ulises, pensó que el padre también sufría de esquizofrenia.[43] Jung afirmó que ambos, padre e hija, se deslizaban al fondo de un río, sólo que él sabía bucear y ella se hundía irremediablemente.[44] [45] Jung comentó en cierta ocasión al padre los rasgos esquizofrénicos presentes en una de las cartas de Lucia; Joyce se apresuró a rebatir una a una todas sus afirmaciones, con argumentos que muy bien podrían haber sido sacados de Finnegans Wake. En efecto, para el escritor, las contradicciones y distorsiones de Lucia no eran más que reflejo del método que él mismo estaba empleando en su libro. Joyce manifestó a menudo que Lucia había heredado su genialidad: sus males eran debidos a su especial clarividencia.

En cualquier caso, se desconocen los detalles particulares de la relación que mantenía Joyce con su hija esquizofrénica. Stephen Joyce, heredero actual del escritor, quemó los miles de cartas intercambiadas entre padre e hija, cartas que habían sido recibidas por él en 1982, a la muerte de Lucia. Stephen Joyce afirmó en una carta al editor del New York Times: «En cuanto a la destrucción de la correspondencia, se trataba de cartas personales dirigidas por Lucia a su familia. Fueron escritas muchos años después de morir Nonno y Nonna [es decir, Joyce y Nora Barnacle] y no hacían referencia a ellos. También fueron destruidas algunas tarjetas postales y un telegrama de Samuel Beckett dirigido a Lucia. Esto se hizo a requerimiento por escrito de Beckett.»


Samuel Beckett en 1970.En París, Maria y Eugene Jolas ayudaron mucho a Joyce en sus largos años de escritura de Finnegans Wake. De no haber sido por su apoyo inquebrantable (junto con el constante soporte financiero proporcionado por Harriet Shaw Weaver), es posible que el escritor no hubiese terminado o publicado su último libro. En su ahora legendaria revista literaria transition (en minúscula), los Jolas publicaron periódicamente varias secciones de la novela, bajo el título de Work in Progress.

Una breve estancia en Inglaterra, en 1922, le había sugerido el tema de esta nueva obra, que sería la última. No alcanzaría su forma definitiva hasta 1939, fecha de su publicación, con el título de Finnegans Wake. Unos años antes, en 1931, atendiendo a los ruegos de su hija y de su padre, Joyce contrajo matrimonio con su compañera, Nora Barnacle, con la que convivía desde hacía casi treinta años.

Finnegans Wake no fue bien acogida por la crítica, aunque grandes estudiosos, de la talla de Harold Bloom, la han defendido a capa y espada. En esta novela, la tradicional aspiración literaria al «estilo propio» es llevada al extremo y, con ello, casi hasta el absurdo, pues, partiendo del vanguardismo característico de Ulises, el lenguaje deriva experimentalmente, y sin ninguna restricción, desde el inglés llano hacia un idioma apenas inteligible, muchas veces sólo referente al propio texto y autor. Para su composición, Joyce amalgamó elementos de hasta sesenta lenguas diferentes, vocablos insólitos y formas sintácticas completamente nuevas. Puede dar una idea de su dificultad el hecho de que, pese a su importancia, hasta hoy (2008), la novela no se encuentra vertida en su totalidad al castellano.

última estancia en zúrich

La dureza de los comentarios sobre Finnegans Wake y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial supusieron un duro mazazo para el escritor. Regresó a Zúrich a finales de 1940, huyendo de la ocupación nazi de Francia. El 11 de enero de 1941, se sometió a una operación de úlcera de duodeno perforada. Si bien mejoró en los primeros momentos, al día siguiente recayó y, a pesar de varias transfusiones, entró en coma. Se despertó a las dos de la madrugada del 13 de enero de 1941, y pidió a una enfermera que llamara a su esposa e hijo, antes de perder la consciencia de nuevo. Murió quince minutos más tarde, antes de que llegase su familia.

Joyce está enterrado en el cementerio Fluntern; desde su tumba se oyen los rugidos de los leones del zoo de Zúrich. Aunque dos altos diplomáticos irlandeses se encontraban en Suiza en ese momento, no asistieron a los funerales de Joyce; el gobierno irlandés negó a Nora posteriormente la autorización para repatriar los restos mortales del escritor. Nora le sobrevivió diez años. Se halla enterrada a su lado, al igual que su hijo Giorgio, muerto en 1976. Su biógrafo Ellmann informa de que, cuando los arreglos para el entierro de Joyce se estaban realizando, un sacerdote católico trató de convencer a Nora de celebrar una misa funeral. Siempre fiel al criterio de su esposo, ella respondió: «No podría hacerle a él tal cosa.» El tenor suizo Max Meili cantó Addio terra, addio cielo, del Orfeo de Monteverdi, en el servicio funerario.